Recinto Amurallado

El recinto amurallado de Oropesa, guarda la memoria de los siglos en los que la villa fue un enclave estratégico.

Sus muros, levantados principalmente en el siglo XIII sobre bases del XII, protegían el casco antiguo y el complejo del castillo-palacio, centro de poder de los señores Álvarez de Toledo.

Esta fortificación delimitaba el núcleo urbano y servía como defensa ante posibles ataques, controlando rutas comerciales clave en el Campo Arañuelo, cumpliendo un papel decisivo en la historia local.

Entre sus accesos principales destacaban la Puerta de Talavera, la del Palacio, la de la Vega y la de la Villa, puntos clave para la comunicación y el comercio.

Aunque solo permanecen algunos tramos visibles, el conjunto conserva su valor histórico y arquitectónico, recordando el esplendor medieval de la villa y la relevancia que tuvo en el territorio toledano.