Convento de las Misericordias
El Convento de Nuestra Señora de la Misericordia es un lugar lleno de historia, devoción y el poder de la nobleza local. Lo fundó en 1618 el IV Conde de Oropesa, Juan Álvarez de Toledo y Monroy. Servía como escuela para las jóvenes de la villa. Allí vivían monjas de las Clarisas, una orden franciscana muy importante en esa época.
Las primeras monjas vinieron de Cifuentes. Llegaron del Colegio de Nuestra Señora de Belén. Las guiaba la abadesa Francisca Inés. Trajeron un estilo de vida austero y lleno de tradiciones. Eso marcó los primeros años del convento.
Durante siglos, el convento superó grandes dificultades. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, las monjas huyeron por los soldados franceses. Al regresar, todo estaba saqueado y en ruinas. Perdieron archivos y muchos bienes.
Otro cambio grande llegó en 1836. Fue por la desamortización de Mendizábal. El Convento de la Concepción, vecino y fundado en 1523 por el II Conde Francisco Álvarez de Toledo y Pacheco con el apoyo de su esposa Doña Mencía de Toledo, se cerró. Sus monjas se unieron a las de las Misericordias. Así salvaron su legado espiritual en tiempos duros. Esa unión muestra la fuerza de la fe local.
El valioso retablo del siglo XVI que perteneció al antiguo Convento de la Concepción se conserva hoy en la capilla del Convento de las Oblatas. Lo pintó Juan Correa de Vivar y lo esculpió Juan Bautista Vázquez el Viejo. El edificio del convento suprimido, por su parte, fue destinado a otros usos y actualmente alberga, entre otras cosas, un restaurante. Lo restauraron hace poco y es otro tesoro cerca.
El convento está en la Calle de las Monjas. Forma parte de un grupo de edificios importantes. Incluye el Palacio Condal y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Todo refleja el control de los Álvarez de Toledo sobre la vida religiosa y social de Oropesa.

Su diseño es simple, con ladrillo y tapial. Tiene una espadaña pequeña. Esto recuerda la humildad de los franciscanos. El interior conserva un legado de devoción que une diferentes épocas.
Desde 1977, es la Casa Madre de la Fraternidad Reparadora Apostólica en el Corazón de Cristo Sacerdote. Este grupo se dedica a la adoración eucarística. Por eso, el lugar se llama Templo Expiatorio.
Es un sitio donde se mezclan nobleza, guerras y fe. Ofrece a Oropesa una parte única de su patrimonio.